El voyager de Raquel

El mítico sótano de la casa de mi abuela… No recuerdo cuándo fue la última vez que bajé aquí, pero sigue exactamente igual que siempre: huele a encerrado, hay poca luz y está lleno de cajas y polvo.

Estoy buscando mi antigua bicicleta porque la nueva está rota y quiero usar algunas de sus piezas para repararla, pero cuando le pregunté a mi abuela dónde la había dejado solo me dijo —Debe estar en el sótano, enterrada entre las cosas. Si quieres puedes bajar a buscarla.

Claro que quiero bajar a buscarla, con un poco de suerte encuentro mi bicicleta y, de paso, el fósil de un dinosaurio.

No sé ni por dónde empezar, hay tantos cachivaches interesantes: desde juegos de mesa viejos hasta los nada originales álbumes de fotos.

Me entretengo un buen rato buscando (y curioseando) hasta que encuentro una cajita roja que dice “El voyager de Raquel”. ¿Raquel? ¿La Raquel que yo conozco? Jamás se me habría ocurrido pensar que a mi mamá le interesara algo relacionado con el espacio. Abro la cajita cuidadosamente con la intriga hormigueando entre mis dedos. Lo primero que saco es una carta que dice:

“Hoy es un fresco y lluvioso sábado de verano, estamos a 12 de septiembre de 1987 y yo escribo esto para documentar mi capsula del tiempo. La idea de hacer este proyecto surgió hace una semana cuando veía en la televisión un documental del Voyager 1 que fue lanzado un 5 de septiembre de hace una década.

En ese reportaje se mencionó que dentro de esa sonda espacial hay un disco con saludos en más de 50 idiomas, una hora y media de música de distintas partes y culturas del mundo y el ensayo «Sonidos de la Tierra», una mezcla de sonidos propios del planeta. El propósito principal de la sonda según Carl Sagan, el líder del proyecto, es dejar un registro de la existencia humana independientemente de si el mensaje algún día es descifrado o no.

Un disco creado y enviado al espacio con el único propósito de representar la existencia de toda la humanidad me resulta una idea muy abrumadora. No creo que el núcleo de la sociedad humana esté en los fenómenos globales ni en las grandes ciudades, ni siquiera en tratar de abarcar todos los idiomas o culturas que existen. Para mí la esencia humana está en lo pequeño, lo individual y lo cotidiano. Además de que no es lo mismo hablar de la cotidianidad de hace cien años que de la vida de hoy en día. Por eso decidí hacer un registro más fiel de lo que significa habitar la Tierra en 1987.

Hola, yo soy Raquel, tengo 16 años, vivo en México y de verdad me gustaría que alguien encontrara esto en unos 30 años, pues espero no estar guardando la esencia de mi vida en una tumba que nadie desenterrará jamás.

Empezar con todo esto me costó mucho trabajo, no dejaba de preguntarme: si yo encontrara una capsula del tiempo de hace 30 años ¿qué me gustaría encontrar? Creo que lo que más curiosidad me da de los años 50’s es la música y las cartas de amor, porque la forma en la que nos expresamos y concebimos el mundo ha cambiado mucho.

Aunque después de pensarlo bien lo que más me gustaría encontrar sería una experiencia sensorial, conocer los 50’s por medio de sus texturas, sus olores, sus sabores, sus sonidos y su aspecto. Entonces esa es la idea central de esta capsula del tiempo: Una experiencia sensorial de los años 80’s.

Así que, persona  del futuro, espero que te guste mi voyager y que puedas habitar mi mundo tal cual es justo en el momento en el que escribo esto.”

Increíble, yo buscaba dinosaurios fosilizados y me encontré con una versión joven de mi madre. Me la imagino teniendo mi edad, sentada en esta misma casa, escribiendo una carta al futuro sin saber que yo la encontraría. Se me eriza la piel de los brazos y reparo en que nunca antes había pensado en ella como una adolescente. Lo que hasta hace unos momentos era una curiosidad moderada, ahora me asalta con intensidad por lo que sigo sacando el contenido de la caja.

Encuentro una figura extraña de Chewbacca y otra de Mickey Mouse, la primera tiene una nota que dice con una letra muy pulcra y en color negro “Caramelos PEZ de menta”, la segunda dice “Coleccionar e intercambiar dispensadores”. Que locura, estos dulces siguen existiendo solo que las figuras son algo diferentes, no sé si tienen varios sabores y no conozco a nadie que los coleccione.

Lo siguiente que saco es una libreta rosa que dice “Chismografo” en la portada, en el post it está escrito “Conocernos mejor. Preguntas y respuestas. Nos turnamos para leer y escribir. Este es de mis amigos, guarda nuestros secretos.” Claro que sé qué es un chismografo, es algo muy vintage (o retro, mis papás no entienden la palabra vintage) pero lo conozco. Me pongo a hojear las páginas amarillentas pero casi nada es legible porque lo que sea que hayan escrito con esa pluma azul ahora no es más que un cúmulo de manchas aceitosas y amorfas. Al menos los secretos sí se guardarán por siempre. Nota mental: la tinta negra se conserva mucho mejor que la azul.

Después hay un casete, que tiene varios post it. El primero dice “Casete. No cabía un disco de acetato. Para escuchar necesitas un Walkman. Te dejo la pluma para rebobinar.” ¿En los 80’s escuchaban discos de acetato? Y sí, realmente guardo una pluma común y corriente en su cápsula del tiempo. ¿Cómo pensaba que sería el futuro? ¿Sin plumas?

En fin, en la segunda nota dice con letra diminuta “Canciones favoritas. Lado A: 1.Billie Jean, Michael Jackson 2.Should I stay or should I go, The clash 3.Like a virgin, Madonna 4.We will rock you, Queen 5.Sweet child o’ mine, Guns&Roses 6.Boys don’t cry, The Cure 7.Just can’t get enough, Depeche Mode 8.Substitute, Sex pistols”.

Y en el último post it solo pone “Lado B: 1.Another one bites the dust, Queen 2.Escuela de calor, Radio futura 3.Heart of glass, Blondie 4.Girls just want to have fun, Cyndi Lauper 5.Devuélveme a mi chica, Hombres G 6.Héroes, Parálisis Permanente 7.(White man) in hammersmith palais, The clash 8.Luz y sombra, Flans”. Conozco varias de esas canciones pero de todas formas guardo las últimas dos notas en la bolsa de mi sudadera, para después buscarlas. Esa época tenía un estilo raro pero su música era buena.

Lo próximo que encuentro es una cinta inundada de estampitas. Su nota dice “VHS. Películas favoritas. Volver al futuro y Los Cazafantasmas.” ¡Esas películas me encantan! De verdad que me siento extraño, es como si estuviera sentado platicando con una amiga, escuchando sus recomendaciones con atención. Prácticamente he viajado en el tiempo, esto es lo más asombroso que me ha pasado en estas vacaciones y yo solo buscaba mi vieja bicicleta.

Después me encuentro con las estampas más extrañas que he visto, están todas pegajosas y son de criaturas mitológicas, leyendas y, en general, monstruos. En el post it solo pone “Estampas, álbum Monstruos. Historias de terror. Coleccionar e intercambiar.” Creo que antes les gustaba mucho  intercambiar sus cosas…

También hay un cubo Rubik sin armar. Y ese obviamente que lo conozco, de hecho he tenido varios. En la nota dice “Acomodar los colores. No es tan interesante, te lo guardé porque me es imposible terminarlo.” Yo tampoco lo puedo terminar de armar, pero es entretenido. A mi hermana le gustan esos cubos, así que lo dejo fuera de la caja para llevárselo.

En la caja solo quedan un sobre muy grueso, algunos recortes de artículos de una revista de chismes, unas gafas enormes de color rosa fosforescente y otros recortes, esta vez de un periódico, de una exposición fotográfica. Ya no hay más anotaciones.

El sobre está lleno de fotos, hay al menos unas 20. Las paso una a una y es casi como mirar una realidad alternativa, retratan cosas alucinantes pero también logro reconocer algunas otras.

Hay una foto en la que mi mamá está en la sala de esta casa y tiene un peinado muy extraño, hay otra persona con ella y en la tele, en la esquina de la fotografía, está un vídeo de MTV.

En otra se retrata a gente que no había visto nunca en una casa que no reconozco, lo único familiar que puedo distinguir es que en una mesita, al fondo, se ve una lámpara de lava. No sabía que las lámparas de lava eran de esa época pero tiene sentido.

Hay un retrato de mi tío en una especie de local de videojuegos, entre los que solo conozco al clásico Pac-Man.

Hay fotos de muchos momentos diferentes: en una fiesta en la que todos tienen chamarras con hombreras. En una playa en la que no hay una sola persona que no tenga un traje de baño extravagante o fosforescente, también alcanzo a ver, muy en el fondo, a una persona con una cresta punk de color rojo. En una especie de concierto, hay mucha gente amontonada en un lugar diminuto y miles de luces de colores. En un auto rojo, cuadradito y gracioso hay alguien sentado en el capo leyendo La guerra de los mundos y alguien a su lado escuchando algo en un Walkman.

En verdad me hubiera gustado vivir en ese entonces. Es muy raro extrañar algo que jamás viví pero no hay otra forma de describirlo, de cierta forma siento algo parecido a la nostalgia por los 80’s.

¿Qué guardaría si hoy hiciera una cápsula para la posteridad? Podría guardar una playlist, aunque sería enorme, no creo poder escoger solo un par de canciones. Yo creo que para mi voyager solo bastaría con una USB. Podría guardar mis libros favoritos, la interminable playlist, un par de películas y algunas fotos, videos o audios. También escribiría una carta presentándome. Pero, la verdad, creo que la cápsula del tiempo de mi mamá es mucho más interesante porque no es un cúmulo de archivos, son cosas físicas, que existen de verdad.

¿Qué habría guardado yo en mi cápsula del tiempo si hubiera vivido en los 80’s? Supongo que cosas similares a las que acabo de encontrar, tal vez otra clase de dulces, recortes de revistas diferentes, en definitiva las estampas serían de otro álbum y creo que habría más fotos en ese local con videojuegos.

Dios, una vida sin videojuegos en casa; simplemente impensable. Meditándolo un poco: mis padres nacieron y crecieron en un mundo sin internet, qué locura. El mundo ha cambiado tanto en un par de décadas. ¿Qué nos deparará el futuro?

Andy Nava.

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